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    martes, 19 de noviembre de 2019

    LA MUJER CIUDADANO DE SEGUNDA, SEGÚN LA BIBLIA


    ¿Hay machismo en la Biblia?

    En la Biblia (“la Santa Biblia”), son muchos y muy variados los conceptos machistas (al igual que las mentiras), pero, sin duda,  los planteados en los versículos que citamos en esta entrada son la máxima expresión de la prepotencia masculina.

    Dichos versículos constituyen lo que, en lenguaje coloquial, podríamos llamar “la tapa del frasco”, es decir lo máximo en machismo y mentiras, debido a que en ellos se hace mención de la supuesta minusvalía de la mujer.

    ¿Es la mujer primigenia?

    En los versículos citados a continuación podemos apreciar que la mujer fue “hecha” teniendo como base una parte del cuerpo del hombre: “una de sus costillas”, lo que finalmente da origen a una total dependencia.

    … la mujer está por debajo del hombre… aún más, la mujer está supeditada al hombre. No se podía esperar menos de una sociedad netamente machista como la conformada por los patriarcas hebreos.

    El hombre es creado “primigenio” y así se nos hace saber en Génesis 2:7 “entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra”, del polvo de la tierra lo “creó”, pero… ¿es igualmente la mujer primigenia?

    Además en el mismo capítulo 2 de Génesis encontramos en el versículo 21.- “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar”.

    También en el versículo 22, del citado capítulo 2 de Génesis  vemos que: ”Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. Después de “hacerla” (que no “crearla”), Jehová Dios trae la mujer al hombre.

    Resulta increíble que, en pleno siglo XXI todavía hayan hombres que crean esa patraña, pero más increíble aún, por ejemplo, es que hayan mujeres que las defiendan “a capa y espada” (me refiero a las patrañas).

    Cabe destacar que si al autor del libro de Génesis (¿Moisés?), se le hubiese ocurrido señalar que la mujer fue creada igual que el hombre: “del polvo de la tierra”, obviamente le hubiese otorgado a la mujer la condición de “igual” al hombre.

    Lo cual hubiese dado como resultado que la mujer contara con los mismos derechos del hombre, y no como podemos ver en Levítico y otros “libros santos” la supremacía del hombre sobre la mujer.

    Pero… ¿Hay más discriminación?

    La discriminación no se circunscribe a lo que hemos tratado hasta ahora,… no,… va más allá, parece que no tiene límites: la mujer es “hecha” después de los animales, y sólo porque entre estos no se encontró “ayuda idónea” para el hombre.

    Y así vemos en Génesis 2:18 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él”. Pero ¿Cuál es la ayuda “idónea” que se le ocurre al buen Dios? Pues, acertaste amigo lector: la de los animales.  

    Por lo tanto según el versículo 19 “Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre”. 

    Pero Dios, que todo lo sabe, se equivoca porque según el versículo 20 no se halló ayuda idónea para Adán “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él”. 

    En el versículo 21 encontramos que Dios no hallando ayuda para Adán en los animales procede, en consecuencia, a crear a la mujer “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar”.

    ¿La discriminación la encontramos sólo en Génesis?

    No, lamentablemente no, son varios los libros en los que la mujer es tratada como ciudadano de segunda (eso por no decir de última) del mismo modo, o tal vez peor, que lo es en Génesis. Veamos qué nos dice Levítico.

    En el capítulo 12 versículos  2 al 5 del mencionado libro de Levítico nos enteramos que Dios da instrucciones a Moisés sobre cómo proceder, con la mujer, cuando esta dé a luz a un varón, e igualmente cuando dé a luz una hembra.

    En el versículo 2 Dios habla de la condición de “inmunda” de la mujer porque dio a luz: “Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda”.

    Además de la condición de sucia y asquerosa (definición de la R.A.E. de la palabra inmunda), con la que Dios “distingue” a la mujer, vemos en el versículo 4 el tiempo que deberá (la “inmunda”),  permanecer purificándose si tiene un varón.

    En primer lugar especifica 33 días si tiene varón:“Mas ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de su purificación”.

    En el versículo 5 vemos que mientras que si tiene un varón, es inmunda durante 7 días y su separación deberá ser de 33; al tener una hembra, serán 14 y su separación deberá ser de 66, siempre el doble; la hembra la hace más inmunda (sarcasmo).

    He aquí el versículo (también discriminatorio en extremo), citado en el párrafo anterior: “Y si diere a luz hija, será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis días estará purificándose de su sangre.”

    Pero no todo es malo, mujer que me lees, en Levítico27:3 y 27:4 encontramos que redimir a una mujer es menos costoso que redimir a un hombre. Por supuesto que lo dicho es ironía, pero sin duda, lastimosamente cierto.

    Así dicen los citados versículos 3 y 4: “En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. Y si fuere mujer, la estimarás en treinta siclos.”

    Otro versículo que es toda una joya, en lo que se refiere a discriminación femenina, es el versículo 5 del mismo capítulo 27: “Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos”.

    Por encima de todo, y ya para terminar con el capítulo 27 de Levítico, vemos que en el mismo la discriminación femenina se hace extensiva tanto a niñas como a mujeres de más de 60 años, según nos lo hacen saber los versículos 6 y 7.
     
    Finalmente: “Y si fuere de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de plata, y a la mujer en tres siclos de plata. Mas si fuere de sesenta años o más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos.”

    ¿Y en el Nuevo Testamento hay misoginia?

    Probablemente los seguidores de la “santa” Biblia arguyan que en el Nuevo Testamento esas cosas no suceden, a ellos les invito a leer los versículos 11 al 15 del capítulo 2 de la primera epístola que Saulo de Tarso escribe a Timoteo:

    En primer lugar veamos los versículos 11 al 13: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva;”

    El perseguidor de cristianos, el auto nombrado apóstol, aún más, el cómplice del asesinato de Esteban, el misógino Saulo de Tarso, más conocido con el apodo de “San Pablo”, en los versículos citados manifiesta su aversión a las mujeres. 

    Pero sigue además, en los versículos 14 y 15: y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.

    Cabe destacar que el mencionado “San” Pablo no sólo denuesta a la mujer cuando le escribe a Timoteo, también lo hace en la primera epístola a Corintios versículo 34 en el que ordena callar a las mujeres en las congregaciones.

    “Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”. “San” Pablo Habiendo roto con el judaísmo desechando sus leyes recurre a ellas, sin duda, para justificar su misoginia.  

    Del mismo modo actúa en el versículo 35 al otorgar preeminencia a los maridos: “Y si quieren aprender algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación.”

    También en la epístola dirigida a los efesios (capítulo 5 versículos 22 y 23), Saulo hace hincapié respecto a la supuesta supremacía que sobre la mujer tiene el hombre, equiparando al marido (el “Señor”), con Dios.

    “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.”

    Conclusión:

    Finalmente, por todo lo expuesto en la presente entrada y habiendo discurrido mucho sobre los dos Testamentos (el Antiguo y el Nuevo), colijo que la “Santa” Biblia, visto lo visto,  es, definitivamente, un libro machista y misógino.

    Además, y para cerrar con broche de oro una pregunta:  Si la mujer fue “hecha” a partir de una costilla del hombre ¿La mujer y el hombre tendrían, entonces, la misma carga genética?


    Considero que los derechos de hombres y mujeres son iguales. En el reino justo del amor, el esposo y la esposa son rey y reina, cetro y corona por igual, y están sentados en el mismo trono. (Robert Green Ingersoll)

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