¿Hay machismo en la Biblia?
En la
Biblia (“la Santa Biblia”), son muchos y muy variados los conceptos
machistas (al igual que las mentiras), pero, sin duda, los planteados en los versículos que citamos
en esta entrada son la máxima expresión de la prepotencia masculina.
Dichos
versículos constituyen lo que, en lenguaje coloquial, podríamos llamar “la tapa
del frasco”, es decir lo máximo en machismo y mentiras, debido a que en ellos
se hace mención de la supuesta minusvalía de la mujer.
¿Es la mujer primigenia?
En
los versículos citados a continuación podemos apreciar que la mujer fue “hecha”
teniendo como base una parte del cuerpo del hombre: “una de sus
costillas”, lo que finalmente da origen a una total dependencia.
…
la mujer está por debajo del hombre… aún más, la mujer está supeditada al
hombre. No se podía esperar menos de una sociedad netamente machista como la
conformada por los patriarcas hebreos.
El
hombre es creado “primigenio” y así se nos hace saber en Génesis 2:7 “entonces Jehová
Dios formó al hombre del polvo de la tierra”, del polvo de la tierra lo “creó”,
pero… ¿es igualmente
la mujer primigenia?
Además
en el mismo capítulo 2 de Génesis encontramos en el versículo 21.- “Entonces Jehová
Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de
sus costillas, y cerró la carne en su lugar”.
También
en el versículo 22, del citado capítulo 2 de Génesis vemos que: ”Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo
una mujer, y la trajo al hombre”. Después de “hacerla” (que no
“crearla”), Jehová Dios trae la mujer al hombre.
Resulta
increíble que, en pleno siglo XXI todavía hayan hombres que crean esa patraña,
pero más increíble aún, por
ejemplo, es que hayan mujeres que las defiendan “a capa y espada” (me refiero a
las patrañas).
Cabe
destacar que si al autor del libro de Génesis (¿Moisés?), se le hubiese
ocurrido señalar que la mujer fue creada igual que el hombre: “del polvo
de la tierra”, obviamente le hubiese otorgado a la mujer la condición de
“igual” al hombre.
Lo
cual hubiese dado como resultado que la mujer contara con los mismos derechos del
hombre, y no como podemos ver en Levítico y otros “libros santos” la supremacía
del hombre sobre la mujer.
Pero… ¿Hay más discriminación?
La
discriminación no se circunscribe a lo que hemos tratado hasta ahora,… no,… va
más allá, parece que no tiene límites: la mujer es “hecha” después de los
animales, y sólo porque entre estos no se encontró “ayuda
idónea” para el hombre.
Y así
vemos en Génesis 2:18 “Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo;
le haré ayuda idónea para él”. Pero ¿Cuál es la ayuda “idónea”
que se le ocurre al buen Dios? Pues, acertaste amigo lector: la de los
animales.
Por lo tanto
según el versículo 19 “Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del
campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las
había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su
nombre”.
Pero
Dios, que todo lo sabe, se equivoca porque según el versículo 20 no se halló
ayuda idónea para Adán “Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a
todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él”.
En
el versículo 21 encontramos que Dios no hallando ayuda para Adán en los
animales procede, en consecuencia, a crear a la mujer “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño
profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró
la carne en su lugar”.
¿La discriminación la encontramos sólo en Génesis?
No,
lamentablemente no, son varios los libros en los que la mujer es tratada como
ciudadano de segunda (eso por no decir de última) del mismo modo, o tal vez
peor, que lo es en Génesis. Veamos qué nos dice Levítico.
En
el capítulo 12 versículos 2 al 5 del
mencionado libro de Levítico nos enteramos que Dios da instrucciones a Moisés
sobre cómo proceder, con la mujer, cuando esta dé a luz a un varón, e igualmente
cuando dé a luz una hembra.
En el versículo 2 Dios habla de la
condición de “inmunda” de la mujer porque dio a luz: “Habla a los hijos de Israel y diles: La
mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los
días de su menstruación será inmunda”.
Además de la condición de sucia y asquerosa
(definición de la R.A.E. de la palabra inmunda), con la que Dios “distingue” a
la mujer, vemos en el versículo 4 el tiempo que deberá (la “inmunda”), permanecer purificándose si tiene un varón.
En primer lugar especifica 33 días si
tiene varón:“Mas
ella permanecerá treinta y tres días purificándose de su sangre; ninguna cosa
santa tocará, ni vendrá al santuario, hasta cuando sean cumplidos los días de
su purificación”.
En el versículo 5 vemos que mientras que si
tiene un varón, es inmunda durante 7 días y su separación deberá ser de 33; al
tener una hembra, serán 14 y su separación deberá ser de 66, siempre el doble;
la hembra la hace más inmunda (sarcasmo).
He aquí el versículo (también
discriminatorio en extremo), citado en el párrafo anterior: “Y si diere a
luz hija, será inmunda dos semanas, conforme a su separación, y sesenta y seis
días estará purificándose de su sangre.”
Pero no todo es malo, mujer que me lees, en
Levítico27:3 y 27:4 encontramos que redimir a una mujer es menos costoso que
redimir a un hombre. Por supuesto que lo dicho es ironía, pero sin duda, lastimosamente cierto.
Así
dicen los citados versículos 3 y 4: “En cuanto al varón de veinte años hasta sesenta, lo
estimarás en cincuenta siclos de plata, según el siclo del santuario. Y si
fuere mujer, la estimarás en treinta siclos.”
Otro
versículo que es toda una joya, en lo que se refiere a discriminación femenina,
es el versículo 5 del mismo capítulo 27: “Y si fuere de cinco años hasta veinte, al varón lo
estimarás en veinte siclos, y a la mujer en diez siclos”.
Por
encima de todo, y ya para terminar con el capítulo 27 de Levítico, vemos que en
el mismo la discriminación femenina se hace extensiva tanto a niñas como a
mujeres de más de 60 años, según nos lo hacen saber los versículos 6 y 7.
Finalmente:
“Y si fuere
de un mes hasta cinco años, entonces estimarás al varón en cinco siclos de
plata, y a la mujer en tres siclos de plata. Mas si fuere de sesenta años o
más, al varón lo estimarás en quince siclos, y a la mujer en diez siclos.”
¿Y en el Nuevo Testamento hay misoginia?
Probablemente
los seguidores de la “santa” Biblia arguyan que en el Nuevo Testamento esas
cosas no suceden, a ellos les invito a leer los versículos 11 al 15 del
capítulo 2 de la primera epístola que Saulo de Tarso escribe a Timoteo:
En
primer lugar veamos los versículos 11 al 13: “La mujer aprenda en silencio, con toda
sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el
hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después
Eva;”
El
perseguidor de cristianos, el auto nombrado apóstol, aún más, el cómplice del
asesinato de Esteban, el misógino Saulo de Tarso, más conocido con el apodo de
“San Pablo”, en los versículos citados manifiesta su aversión a las mujeres.
Pero
sigue además, en los versículos 14 y 15: y Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo
engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos,
si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia.
Cabe
destacar que el mencionado “San” Pablo no sólo denuesta a la mujer cuando le
escribe a Timoteo, también lo hace en la primera epístola a Corintios versículo
34 en el que ordena callar a las mujeres en las congregaciones.
“Vuestras mujeres callen en las congregaciones; porque no les es
permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice”. “San” Pablo Habiendo roto con el
judaísmo desechando sus leyes recurre a ellas, sin duda, para justificar su
misoginia.
Del
mismo modo actúa en el versículo 35 al otorgar preeminencia a los maridos: “Y si quieren aprender
algo, pregunten en casa a sus maridos; porque es indecoroso que una
mujer hable en la congregación.”
También
en la epístola dirigida a los efesios (capítulo 5 versículos 22 y 23), Saulo
hace hincapié respecto a la supuesta supremacía que sobre la mujer tiene el
hombre, equiparando al marido (el “Señor”), con Dios.
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al
Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de
la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.”
Conclusión:
Finalmente,
por todo lo expuesto en la presente entrada y habiendo discurrido mucho sobre
los dos Testamentos (el Antiguo y el Nuevo), colijo que la “Santa” Biblia,
visto lo visto, es, definitivamente, un
libro machista y misógino.
Además,
y para cerrar con broche de oro una pregunta: Si la mujer fue “hecha” a partir de una costilla
del hombre ¿La mujer y el hombre tendrían, entonces, la misma carga genética?
Considero que los derechos de hombres y mujeres son iguales. En el
reino justo del amor, el esposo y la esposa son rey y reina, cetro y corona por
igual, y están sentados en el mismo trono.
(Robert Green Ingersoll)
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